Nacido en el Bilbao de 1941 en el seno de una familia acomodada, Eduardo Zamacois demostró desde muy joven su inclinación por la pintura.
En 1855 los Zamacois se instalaron en Madrid. Eduardo se inició en el estudio de José Balaca y más tarde en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Con 19 años viajó a París aconsejado por su profesor Madrazo que veía en el joven algo más que una promesa.
Una beca de la Diputación de Vizcaya le permitió al bilbaino vivir con una cierta holgura y alternar por los salones oficiales de la capital del Sena.
En 1868 se instaló en Roma en el estudio de Fortuny.
Víctima de una angina de pecho, Eduardo Zamacois murió en Madrid en 1870 cuando aún no había cumplido 30 años.